sábado, 23 de febrero de 2013

Una aproximación a Dios.


Acto I

Un hombre viaja en tren y al mirar por la ventana, ve un ciervo en medio de la ciudad, mira a su alrededor buscando una mirada complice con quien compartir ese momento, pero nada, el resto del vagon sencillamente no tiene ojos, agacha la mirada sintiendose solo y torpe.

Acto II

Un adolescente observa en un tren, lo que considera, un viejo, se fija en como mira a un lado y otro con una sonrisa, como buscando a alguien para acabar imponiendo un gesto triste sobre su propia cara, al joven le parece tremendamente divertido, ufano busca a su alrededor alguien con quien comentar la jugada pero no hay nadie que haya visto al anciano en su derrota, y justo cuando estaba a punto de olvidar lo ocurrido entiende, que es un reflejo de aquel viejo, su burla se torna en congoja, y una mano invisible le retuerce las tripas para recordarle que estamos solos en esta vida.

Acto III

Dios admira su obra, abre su cajon de los juguetes, y entre infinitas posibilidades se fija, en un tren y dos hombres, observa su comportamiento y lee sus mentes, reflexionando sobre lo grotesco de su creacion, sonrie y busca a su alredor alguien con quien compartir sus pensamientos, olvidando que efectivamente hizo a los hombres a su imagen y semejanza: terriblemente solos.

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