viernes, 26 de octubre de 2012

Un loco, Antonio Machado.

Es una tarde mustia y desabrida
de un otoño sin frutos, en la tierra
estéril y raída
donde la sombra de un centauro yerra.
Por un camino en la árida llanura,
entre álamos marchitos,
a solas con su sombra y su locura,
va el loco, hablando a gritos.
Lejos se ven sombríos estepares,
colinas con malezas y cambrones,
y ruinas de viejos encinares,
coronando los agrios serrijones.
El loco vocifera
a solas con su sombra y su quimera.
Es horrible y grotesca su figura;
flaco, sucio, maltrecho y mal rapado,
ojos de calentura
iluminan su rostro demacrado.
Huye de la ciudad… Pobres maldades,
misérrimas virtudes y quehaceres
de chulos aburridos, y ruindades
de ociosos mercaderes.
Por los campos de Dios el loco avanza.
Tras la tierra esquelética y sequiza
-rojo de herrumbe y pardo de ceniza-
hay un sueño de lirio en lontananza.
Huye de la ciudad. ¡El tedio urbano!
-¡Carne triste y espíritu villano!-
No fue por una trágica amargura
esta alma errante desgajada y rota;
purga un pecado ajeno: la cordura,
la terrible cordura del idiota.

Espero curarme de ti en unos días. Sabines

He leido este fragmento muchas veces y no me resisto a compartirlo:

"Espero curarme de ti en unos días. Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible. Siguiendo las prescripciones de la moral en turno. Me receto tiempo, abstinencia, soledad.

¿Te parece bien que te quiera nada más una semana? No es mucho, ni es poco, es bastante. En una semana se puede reunir todas las palabras de amor que se han pronunciado sobre la tierra y se les puede prender fuego. Te voy a calentar con esa hoguera del amor quemado. Y también el silencio. Porque las mejores palabras del amor están entre dos gentes que no se dicen nada.
Hay que quemar también ese otro lenguaje lateral y subversivo del que ama. (Tú sabes cómo te digo que te quiero cuando digo: «qué calor hace», «dame agua», «¿sabes manejar?», «se hizo de noche»… Entre las gentes, a un lado de tus gentes y las mías, te he dicho «ya es tarde», y tú sabías que decía «te quiero»).
Una semana más para reunir todo el amor del tiempo. Para dártelo. Para que hagas con él lo que quieras: guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura. No sirve, es cierto. Sólo quiero una semana para entender las cosas. Porque esto es muy parecido a estar saliendo de un manicomio para entrar a un panteón."
Por ciero "qué calor hace"...

El amor en los tiempos del cólera.

Fue al año del enamoramiento encarnizado.Comprendió, entonces, que su vida estaba amenazada por aquel incendio de amor.
En realidad, sólo eran cartas de distracción, destinadas a mantener las brasas vivas pero sin poner la mano en el fuego, mientras que Florentino Ariza se incineraba en cada línea.
- Contéstale que sí - le dijo -. Aunque te estés muriendo de miedo, aunque después te arrepientas, porque de todos modos te vas a arrepentir toda la vida si le contestas que no.
- Está bien, me caso con usted si me promete que no me hará comer berenjenas.

miércoles, 24 de octubre de 2012

Charles Bukowski

         
                   "Encuentra lo que amas y deja que ello te mate"  

martes, 23 de octubre de 2012

J. Teillier

¿Qué historia es ésta y cuál es su final?
Ya no quiero ser más vendedor de palabras.
Ya mi cabeza está demasiado aturdida
y mi canción es sólo un montón de hojas muertas.

Me da lo mismo la ciudad que el campo.
Trataré de olvidar los poemas y los libros
abrigaré mi cuello con una vieja bufanda
y me echaré un pan en el bolsillo.

Oleré a mal vino y suciedad
enturbiando los limpios mediodías.
Y me haré el tonto a propósito de todo.

Y sin tener necesidad de triunfar o fracasar
trataré que la escarcha cubra mi pasado
porque no puedo sino hacer estupideces
seguir caminando en estos tiempos.

viernes, 19 de octubre de 2012

Mario Benedetti

"… Ella y yo hemos perdido las gracias, hemos perdido esa ceguera virtual que concede el amor cuando nos inagura. Hace ya demasiado tiempo que somos lúcidos y desgraciados."


sábado, 13 de octubre de 2012

Mudanzas y miserias


Por varias razones afronto mi tercera mudanza en un año, y voy a daros un consejo, no abráis vuestras cajas llenas de recuerdos, no miréis debajo de la cama, no permitáis encontraros con vosotros mismos, no abráis ese cajón que tanto costó cerrar.
Encontrareis cartas, notitas de biblioteca (mucho más que las intimas que las de clase), encontrareis rosas secas entre libros, ya no lo recordareis pero las rosas  son un tipo de flor, encontrareis poemas propios (en mi caso de una altísima baja calidad) e impropios (realmente inmerecidos), hallareis un yo anterior, quizá un crio rebelde en vías de ser domesticado, quizá una niña con ojos de cachorro, os mirareis en un espejo inesperado y ya veremos si os gusta lo que veis, yo aun no lo tengo claro, seguro que a vosotros os encanta por lo reflejo del colectivo y tal...
Encontrareis esa detestable palabra que me niego a escribir y que claro no significa nada, ya que no es suficiente, pero seamos honestos algo he aprendido, y te diré una cosa querido destino (con D de dinero), te llevo una ventaja, guardo algo en el corazón para la siguiente mudanza y repito sé que no es suficiente, que los poemas no tienen nada que hacer  contra la cerveza o la indolencia, pero es lo que soy.
Vosotros que sois más listos que yo, no lo dudo, como no lo dudáis vosotros, dejad vuestros trastos olvidados en armarios, quemad vuestras cajas llenas de cartas no sea que entre tanta vergüenza se escape algo para quedarse a vivir en ese sofá que tanto os gusta. No permitáis que vuestros hijos vendan vuestras fotos en el rastro.
Hacedme  caso vosotros que no tenéis  tiempo ni para pensar las cosas, yo soy un tipo alegremente desocupado, dejad ese cajón cerrado queridos y felices esclavos, dejad para otros tanta lucha que ya nos encargaremos nosotros de lidiar con tanto recuerdo.

miércoles, 10 de octubre de 2012

Benjamín Prado.

Lo mismo y lo contrario

Lo contrario de un hombre limpio es el agua sucia.
Lo contrario del mar es una mujer ciega.
El que derriba un puente, construye un precipicio.
Las cicatrices son golpes que no se olvidan.
Hay verdades sin límite y hay cosas que se acaban:
Los ríos son Machado.
Yo te amé a tumba abierta.
Los alacranes brillan a la luz de la luna
y después son, de nuevo, venenosos y oscuros.

Es así, tan sencillo.

Luchar por las cenizas es renunciar al fuego.
Una palabra dicha es un pájaro que se vuela.
Tu muerte está debajo de mi piel,
lo mismo que un insecto en un vaso volcado.

¿Qué más puedo decirte?

Que yo te amé de Norte a Sur, sin fondo,
con uñas y con dientes,
sin secretos,
sin trampas.
Que no he querido oír una vez más tu voz,
ni mirar nuestras fotos,
ni verte acariciando con tus dedos azules
a los perros que comen las sobras de tu vida.

Yo sólo quiero oscuridad y humo.
Yo he venido a decir
que te he olvidado;
que volveré a olvidarte cada día,
cada uno de los días de mi vida.

lunes, 8 de octubre de 2012

Odio las mañanas , Jean-Marc Rouillan

«Escribo para no reventar, por temor a la muerte lenta y a la gangrena de la amnesia, en la que se pudre toda una generación. [...] Escribo mientras noto cómo me sube por dentro la bomba de explosión retardada de estos años de soledad. [...] Escribo porque todavía no se me ha ocurrido nada mejor para matar definitivamente las mañanas carcelarias. O porque no he tenido valor para hacerlo. Escribo para que esas mañanas sin vida se encarcelen y se hundan en el dolor de las palabras y de su frágil arquitectura.»

miércoles, 3 de octubre de 2012

Introducción a Demian, Hermann Hesse

 
Para contar mi historia tengo que empezar muy atrás. Si fuera posible, tendría que remontarme todavía más, hasta los primeros años de mi infancia e incluso hasta la lejanía de mi procedencia.
Los poetas, cuando escriben novelas, acostumbran a actuar como si fueran dios y pudieran dominar totalmente cualquier historia humana, comprendiéndola y exponiéndola como si dios se la contase a si mismo, sin velos, esencial en todo momento. Yo no soy capaz de hacerlo, como tampoco los poetas lo son. Sin embargo, mi historia me importa mas que a cualquier poeta la suya, pues es la mía propia, y además es la historia de un hombre: no la de un ser inventado, posible ideal o no existente, sino la de un hombre real, único y vivo. Lo que esto significa, un ser vivo, se sabe hoy menos que nunca, y por eso se destruye a montones de seres, cada uno de los cuales es una creación valiosa y única de la naturaleza. Si no fuéramos algo más que seres únicos, sería fácil hacernos desaparecer del mundo con una bala de fusil, y entonces no tendría sentido contar historias. Pero cada hombre no es solamente él; también es un punto único y especial, en todo caso importante y curioso, donde, una vez y nunca más, se cruzan los fenómenos del mundo de una manera singular. Por eso la historia de cada hombre, mientras viva y cumpla la voluntad de la naturaleza, es admirable y digna de toda atención. En cada uno se ha encarnado el espíritu, en cada uno sufre la criatura, en cada uno es crucificado un salvador.
Poco saben hoy que es el hombre. Muchos lo presienten y por ello mueren más tranquilos, como yo moriré cuando haya terminado de escribir esta historia.
No puedo adjudicarme el titulo de sabio. He sido un hombre que busca, y aún lo sigo siendo; pero ya no busco en las estrellas y en los libros, sino que comienzo a escuchar las enseñanzas que me comunica mi sangre. Mi historia no es agradable, no es dulce y armoniosa como las historias inventadas. Tiene un sabor a disparate y a confusión, a locura y a sueño, como la vida de todos los hombres que ya no quieren seguir engañándose a sí mismos.
La vida de cada hombre es un camino hacia si mismo, el intento de un camino, el esbozo de un sendero. Ningún hombre ha llegado a ser él mismo por completo; sin embargo, cada cual aspira a llegar, los unos a ciegas, los otros con más luz, cada cual como puede. todos llevan consigo, hasta el fin, los restos de su nacimiento, viscosidades y cáscaras de un mundo primario. Unos no llegan nunca a ser hombres, se quedan en rana, lagartija u hormiga. Otros son mitad hombre y mitad pez. Pero todos son una proyección de la naturaleza hacia el hombre. Todos tenemos en común nuestros orígenes, nuestras madres, todos procedemos del mismo abismo; pero cada uno tiende a su propia meta, como un intento y una proyección desde las profundidades. Podemos entendernos los unos a los otros; pero interpretar es algo que sólo se puede hacer cada uno consigo mismo.