miércoles, 16 de diciembre de 2020

Lo mismo y lo contrario. Benjamín Prado.


Lo contrario de un hombre limpio es el agua sucia.

Lo contrario del mar es una mujer ciega.

El que derriba un puente, construye un precipicio.

Las cicatrices son golpes que no se olvidan.


Hay verdades sin límite

y hay cosas que se acaban:

los ríos son Machado;

yo te amé a tumba abierta;

los alacranes brillan a la luz de la luna

y después son, de nuevo, venenosos y oscuros.


Es así, tan sencillo.


Luchar por las cenizas es renunciar al fuego.

Una palabra dicha es un pájaro que se vuela.

Tu muerte está debajo de mi piel

lo mismo que un insecto en un vaso volcado.


¿Qué más puedo decirte?

Que yo te amé de norte a sur,

sin fondo,

con uñas y con dientes,

sin secretos,

sin trampas.


Que no he querido oír una vez más tu voz,

ni mirar nuestras fotos,

ni verte acariciando con tus dedos azules

a los perros que comen las sombras de tu vida.


Yo sólo quiero oscuridad y humo.

Yo he venido a decir que te he olvidado,

que volveré a olvidarte cada día,

cada uno de los días de mi vida.