miércoles, 8 de octubre de 2008

Vida Baudelairiana

Bueno mi pequeña e ignorada ventana al mundo andaba abandonada pero he vuelto, menos enfadado con el mundo pero con las mismas ideas. Ahora que estoy en Madrid debería escribir miedo y asco en Madrid o quizás miedo y asco vital, pero por los viejos tiempos seguiré escribiendo en mi querido blog.

Bueno he vuelto porque tengo bastante tiempo libre en la oficina (que bien sonaría esto sino fuera porque soy un becario precario de mierda) y porque por casualidad he leído esto y es fantástico:

Hay que estar siempre borracho. Todo consiste en eso: es la única cuestión. Para no sentir la carga horrible del Tiempo, que os rompe los hombros y os inclina hacia el suelo, tenéis que embriagaros sin tregua.

Pero ¿de qué? De vino, de poesía o de virtud, de lo que queráis. Pero embriagaos.

Y si alguna vez, en las gradas de un palacio, sobre la hierba verde de un foso, en la tristona soledad de vuestro cuarto, os despertáis, diminuida ya o disipada la embriaguez, preguntad al viento, a la ola, a la estrella, al ave, al reloj, a todo lo que huye, a todo lo que gime, a todo lo que rueda, a todo lo que canta, a todo lo que habla, preguntadle la hora que es; y el viento, la ola, la estrella, el ave, el reloj, os contestarán: «¡Es hora de emborracharse! Para no ser esclavos y mártires del Tiempo, embriagaos, embriagaos sin cesar. De vino, de poesía o de virtud; de lo que queráis.»

El spleen de París.

Hoy he disfrutado de la compañía de Charles Pierre Baudelaire y me ha recordado lo maravillosa que era nuestra vida Baudelairiana, vino barato, hambre, enfermedades, frío pero sobretodo felicidad, recuerdo con cariño a mi amigo tocando el piano, las conversaciones con mi buen amigo Paul (patricio, ser romano de pura cepa, sencillamente indescriptible), y París con todas sus dificultades que hoy no cambiaria por nada. Paris deja marca, Paris deja una cicratiz que no puedes evitar recorrer con los dedos mientras haces memoria y sonríes, y para terminar aprovecho para deciros que hay que sentirse orgullosos de vuestras cicatrices.