lunes, 31 de diciembre de 2018

Alfonsina Storni

LXI

A media noche, envuelta en paños oscuros para no ser advertida, rondé

tu casa. Iba y venía. Tus persianas, tus puertas, cerradas…

Como el ladrón, en puntillas, me acerqué, una, dos, tres veces, a

tocar las paredes que te protegían.

LXII

Un pájaro repite insistentemente la misma nota y mi corazón el mismo

latido. ¿Por qué no te acercas, pobre avecilla? Tú sola en la

rama… yo sola en mi cuarto… ¿Por qué no te acercas a calentar

mi corazón?


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