lunes, 3 de octubre de 2016

Pablo X. Suárez. Pop Retórika.


Hay ideas románticas
sobre casi todo.

Si pegas el oído, por ejemplo, según dicen
a una caracola

se escucha el mar.

Yo he probado lo mismo con botellas de cocacola
o con los cilindros negros donde se guardaban
los carretes de las cámaras de fotos
y he escuchado lo mismo.
La mer, l'amour.

Se han escrito tantas cosas
sobre las olas que caben en un enamoramiento
que cada vez que pongo la oreja en algo cóncavo
vienen a mí los océanos todos
vienen las gambas y los tiburones
las sepias y los cangrejos, con las sirenas.

Y debería creer
lo reconozco, quizás solo por conservar
la salud mental o la esperanza, en alguna
de entre todas esas tontas convenciones.

Debería creer, realmente
en algo
en la mujer acaracolada
igual a las desembocaduras todas.

Yo qué sé, en Marx
revisado por la escuela freudiana
o en un partido en el que alienarme revolucionaria
o futbolísticamente.

Debería creer
lo sé.

Pero
de momento
solo cuento con la certeza
de que el mar se escucha en cualquier cosa hueca
y de que no necesito caracolas
para escuchar
el sonido
de las olas.

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