miércoles, 17 de junio de 2015

Sueños de un héroe. Dam

Últimamente vengo dándole vueltas al mito del héroe, y en como la sociedad nos ha dicho que nosotros, en concreto, por azares del destino somos la estrella de la peli. El bombardeo es continuo: el cine, la televisión, las canciones, los libros... todo te habla de alguien especial y como ese alguien cambiará las cosas. Nosotros, que tenemos nuestro corazoncito, pensamos: “yo soy ese tipo, yo cambiaré el mundo”.

Ya puedes ser un auténtico delincuente con cuernos y rabo de diablo, que cuando tú ves por la tele de tu celda de Alcalá meco al héroe de turno, algo se te mueve por dentro mientras una voz interior te dice: ¡ey, tu salvarás a la humanidad!

Hablo de la típica película, en la que la chica guapa de familia bien, se enamora del chico malo de familia mal, y cómo, al fondo de la escena se encuentra un chaval solitario y enratonado, que, por supuesto, terminará llevándose a la chica y con la que vivirá feliz para siempre. Claro, como espectador se te abren las carnes, inevitablemente te identificas con el ganador, mientras piensas en lo bien que nos va a ir en la vida, puesto que los buenos siempre ganan.

A mí me da que pensar, hay algo oculto, algo que la película no te dice, en primer lugar, lo obvio: los buenos no siempre ganan, pero lo grave y que, en mi opinión, deberían señalar como efectos secundarios de la ingesta de cine, justo en los créditos finales con letras mayúsculas bien grandes, es que quizá la mayoría de nosotros solo seamos figurantes. Deberían poner un aviso que dijese: "USTED ES EL TIPO MALO DE LA PELÍCULA, RENUNCIE A TODA ESPERANZA".

Me paro a rumiarlo y me doy cuenta de como yo mismo he sido ese tío. Pensé que era el solitario, pero yo era la bala a esquivar, el chico malo, la mala influencia, la clase alta-baja... toda esa gente que me juzgaba tenía razón, me lo decían clarito, pero siendo un crío ¿cómo ibas a ver el mensaje secreto que te enviaba el mundo en general y la caja tonta en concreto? No quiero decir con esto que yo sea una víctima de mi entorno y la influencia de los medios. Acepto mis culpas, pero, todo sea dicho, toda esa gente (a los que no olvido y agradezco haberme hecho como soy) no cayeron en un detalle: Yo creía ser el héroe. Ya no tiene importancia y, quizá, que no hubiera maldad consciente en mi, no me hace ni menos malo ni mas inocente, pero “en mi defensa diré” -usando las palabras de Humbert Humbert en Lolita- para empezar, y ya con las mismas para terminar: “Que yo creí ser el chico bueno de la película” por ridículo e infantil que ahora pueda parecer.

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