martes, 3 de julio de 2012

Los perros y los lobos


—Vives como en una isla desierta —le decía Harry.
—Nunca he vivido de otra manera. ¿Para qué aferrarse a lo que hay que perder?
—Pero ¿por qué hay que perderlo, Ada?
—No lo sé. Es nuestro sino. A mí, siempre me lo han arrancado todo.
—Entonces, ¿yo? ¿Y yo? ¿Me amas, a pesar de eso? ¿Te importo?
—Es distinto. He vivido sin verte, casi sin conocerte, y eras tan mío como ahora. Yo, que temo la desgracia de forma constante, no tengo miedo a perderte. Puedes olvidarme, abandonarme, dejarme, pero siempre serás mío y únicamente mío. Te he inventado yo, mi amor. Eres mucho más que mi amante; eres mi creación. Por eso me perteneces, casi a tu pesar.

Irène Némirovsky

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