Por varias razones afronto mi tercera mudanza
en un año, y voy a daros
un consejo, no abráis vuestras cajas llenas de recuerdos,
no miréis debajo de la cama, no permitáis encontraros con vosotros mismos, no abráis ese cajón
que tanto costó cerrar.
Encontrareis cartas, notitas de biblioteca (mucho
más que las intimas que las de clase), encontrareis rosas secas entre
libros, ya no lo recordareis
pero las rosas son un tipo de flor, encontrareis poemas propios (en mi
caso de una altísima baja calidad)
e impropios (realmente inmerecidos), hallareis un yo
anterior, quizá un crio rebelde en vías de
ser domesticado, quizá una niña con
ojos de cachorro,
os mirareis en un espejo inesperado y ya veremos
si os gusta
lo que veis, yo aun no lo
tengo claro, seguro que
a vosotros os encanta por
lo reflejo del colectivo y
tal...
Encontrareis esa detestable
palabra que me niego a escribir
y que claro no significa nada, ya que no es suficiente,
pero seamos honestos algo he aprendido, y te diré una cosa querido destino (con D de dinero),
te llevo una ventaja, guardo algo en el corazón para
la siguiente mudanza
y repito sé que no es suficiente,
que los poemas no tienen nada
que hacer contra la
cerveza o la indolencia, pero es lo que soy.
Vosotros que sois más listos que yo, no
lo dudo, como no lo dudáis vosotros, dejad vuestros trastos olvidados en armarios, quemad
vuestras cajas llenas de cartas
no sea que entre tanta vergüenza se escape algo para quedarse a vivir en ese sofá que tanto os gusta.
No permitáis que vuestros hijos
vendan vuestras fotos en el
rastro.
Hacedme caso vosotros que no tenéis tiempo ni para pensar las cosas, yo soy un tipo alegremente desocupado,
dejad ese cajón cerrado queridos
y felices esclavos, dejad para otros tanta lucha que ya
nos encargaremos nosotros de
lidiar con tanto recuerdo.
3 comentarios:
No, no me hace falta dejar el cajón cerrado, ni la caja, ni los armarios ni nada. Hace muchos años que me di cuenta que los recuerdos físicos asociados a malas experiencias o a experiencias que acabaron de culo, como mucho, para lo único que valen es para estorbar y preguntarte -¿¿pero qué coño es esto!!- ; por eso, tiro sin ningún tipo de complejo esas cosas a la basura o se las regalo a quien le puedan servir; porque a mi "yo" del presente no le valen, así pues tampoco ya le pertenecen. Me he vuelto jodidamente practica para estas cosas, no sé si por culpa de la edad o del sentido común; quizás también influye tener una habitación pequeña en la que no puedo permitirme ni me apetece tener "trastos", jajaja.
¿Tu tercera mudanza en un año? Qué vida tan dinámica, está muy bien.
Las cosas efectivamente solo son cosas, y lo suyo es ser práctico, lo material para mi no significa nada, pero el recuerdo que asocias al objeto eso es lo verdaderamente peligroso, son minas antipersona, puedes enterrarlas, esconderlas, o regalarselas al vecino, pero cuando menos lo esperes reapareceran para apuntarte un miembro. Yo recomiendo no abrir recuerdos, que evidentemente es imposible, es una forma de animar al personal a ejercitas la disciplina del olvido que yo como digo no comparto. Lo recuerdos malos no son nada, esos te hacen las fuerte, los duros de verdad son los buenos, eso que no volveras a vivir...
Pd: para ser sincero no comparto el gusto por el olvido pero si que lo practico
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