Honda es la noche y no nos basta amar
cuando en la sangre sola se estremece,
como el niño que fuimos, la inocencia
al ver en qué nos hemos convertido.
Honda es la noche. Nos duelen los ojos
desalentados. Dime
si nos vale la pena
esta felicidad agazapada,
este oficio cobarde, este ir tirando.
Honda es la noche y ya nada nos basta
sino amar el amor y hacernos daño
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