domingo, 11 de noviembre de 2012
Ahora que ya es tarde...
A veces tengo la tentacion de alimentarte de versos, de llenarte de literatura hasta calarte los huesos, por razones tan obvias que no me atrevo a decir.
Supongamos, que mis palabras valen menos que el dinero o la indiferencia, supongamos que valen tan poco, como me has hecho creer, entonces no debería temerlas, supongamos que una vez sin miedo me atreviera a dejar recaer sobre ti alguna de ellas, ¿si asi lo hiciera tendría para siempre el agua que emana de tu alma cierto sabor a mi?
Los dos conocemos la respuesta y por eso he esperado, la verdad es que ni tu quieres ni yo puedo hacerte algo algo así, por razones tan obvias que no me atrevo a decir.
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